Manuel Marsol es ilustrador, ha sido seleccionado tres veces
para exponer en la Mostra de Ilustradores de la Feria del Libro Infantil de
Bolonia, ha recibido varios premios: Premio Internacional de Álbum Ilustrado
Edelvives por Ahab y la ballena Blanca (Edelvives, 2014) , el Premio del V
Catálogo Iberoamericano de Ilustración (2014) gracias a cinco de las
ilustraciones que luego formarían parte de “El tiempo del gigante”. En 2015, el libro
recibió también el Premio al Mejor Libro Infantil Ilustrado concedido por el
Festival Internacional de BD de Amadora, Portugal.
Carmen Chica es
escritora y publicista, “El tiempo del gigante” es su primer libro. Ella nos
responde a la entrevista:
¿Cómo definís la historia que hay detrás de “El tiempo del
gigante”?
Es un álbum que habla del paso del tiempo, de las
pequeñas cosas y del dolce far niente,
como bien menciona Manuel en una de las dedicatorias. El tiempo del gigante no cuenta una historia como tal, habla de emociones, de qué es lo
que pasa cuando no pasa nada, si es que pasa algo, y del misterio del tiempo.
Puedes mirarte en el espejo día a día, que no vas a
encontrar un cambio aparente, pero mira una foto de hace 7 años y vas a ver
cómo has cambiado. Y no solo por fuera, piensa en lo que estabas haciendo hace
7 años, con quién estabas, qué leías, y piensa ahora en qué es lo que haces,
con quién estás, si esas personas siguen contigo, si leerías el mismo libro
ahora, después de haber leído muchos otros, si piensas de otra manera. Ojo,
puede que sí, pero también que no.
En El tiempo del gigante puedes ver su día a día, los
pequeños cambios, y también puedes verlo todo con perspectiva.
¿Cómo os conocisteis, cómo surgió la idea de colaborar?
Nos conocimos en una agencia unos meses antes de que
Manuel dejara la publicidad para dedicarse a la ilustración. Cuando Manuel se fue seguimos
en contacto. Él me iba enseñando dibujos, proyectos, y libros que le gustaban y
al final acabaron gustándome a mí también. Empezamos a hablar de hacer algo
juntos, pero nos costaba mucho encontrar el momento. Un día él me enseñó una
ilustración de un gigante calvo y rojo en la que ponía: La casita, Carmen
Chica y Manuel Marsol. Esa portada se convirtió en una especie de contrato, no tuve que firmar nada, ya lo
había hecho él por mí, pero yo estaba encantada. Con el tiempo, al gigante le fue
creciendo un árbol en la cabeza, se fue de gira a la Feria Internacional del
Libro de Guadalajara y cuando volvió, el título de La casita pasó a ser El tiempo del
gigante o
O tempo do gigante en portugués, pues se editó primero allí por Orfeu Negro.
Las ilustraciones de Manuel son muy significativas y
especiales, para vosotros, qué aportan al texto, ¿cómo habéis trabajado la
relación narración imagen?
Lo aportan todo. Al igual que el texto.
Las pocas palabras que se leen en el álbum se escogieron
con mucho cuidado para que no hablasen de más, para que no contasen lo que ya
ves y para guiar, sin abusar, al que tiene el álbum delante.
Las ilustraciones aportan mucha información, aunque lo
hacen de una manera más o menos sutil. El texto juega un poco en contra de
ellas, debe ser el lector, con su capacidad para fijarse en las pequeñas cosas,
el que diga: Un momento, ¿cómo que no pasa nada?
El texto lo hemos escrito entre los dos y las ideas de
muchas ilustraciones también han salido de los dos. A nosotros nos gusta pensar
que son uno solo, como un JPG con las capas acopladas o, para los que no estén
muy puestos con los programas de edición, como una mesa de madera, por ejemplo,
hecha de una sola pieza. Si eliminas algo, te quedas sin nada.
¿Qué es un álbum ilustrado para vosotros?
¿Nos podéis contar cómo fue el proceso de edición, la
relación la editorial?
Al tratarse de una editorial portuguesa y nosotros vivir
en Madrid, el proceso de trabajo fue a base de mails y más mails y algunas
llamadas. Lo bueno fue que cuando vieron el libro (en PDF) en la Feria del
Libro Infantil de Bolonia, lo quisieron tal cual. Sin cambiar una coma. Ahora
sé que esto es extraño, que salga a la primera, además, hay muchas editoriales
con las que trabajas el libro para mejorarlo y Orfeu Negro es una de ellas, pero a Carla le gustó como
estaba. Lo que sí trabajamos con la editorial fue la portada, las dimensiones
del libro, el tipo de papel, ...
“El tiempo del gigante” es sencillo, directo, me parece que
trata el tema del tiempo de una forma maravillosa, ¿de dónde surgió la idea?
Nosotros partimos de cinco ilustraciones, las que ganaron
el Premio del V Catálogo Iberoamericano de Ilustración. Cuando Manuel las hizo
sabía que quería hablar del paso del tiempo, porque en cuatro de ellas estaban
las estaciones del año, pero la idea concreta del álbum no estaba.
Lo primero que hicimos fue sentarnos con los cinco
dibujos y pensar en qué tenían en común. Y tenían 4 cosas: un gigante rojo con un árbol en la cabeza; una
casita protegida por el gigante; la naturaleza; y el paso del tiempo.
Luego nos
fijamos en el gigante. Él estaba contento, no sabíamos muy bien por qué, no
estaba haciendo nada en particular, pero lo estaba. Ahí parado, protegiendo una
casa, solo. Cualquiera se habría aburrido en esa situación, pero él no lo
hacía. Se le veía convivir con la naturaleza, mirarla tranquilo, paciente. Nos
caía bien. Si te fijas en él te das cuenta de que tiene cara de buena persona.
No es un gigante de los que dan miedete.
Otra cosa que
nos llamó la atención fue que no tenía prisa. Simplemente estaba, y además,
contento. Sin Facebook, sin móvil, sin prisa. Entonces nos acordamos de una sensación que
todos hemos tenido alguna vez. Cuando éramos niños y volvíamos de las
vacaciones de verano, eufóricos, diciendo: Joe, ¡qué bien me lo he pasado!, pero si te preguntaban no sabías muy
bien por qué. No había una respuesta rotunda, solo una sensación placentera,
resultado de un montón de cosas pequeñas.
Ese fue el
punto de partida, luego empezamos a pensar en qué significaba el paso del
tiempo y los tiempos muertos. Los días en los que aparentemente no pasa nada,
pero sí que pasa. Lo único que a veces no lo vemos, o tenemos que dejar que
pase el tiempo para darnos cuenta.
La primera
frase que salió fue: El tiempo pasa sin que pase nada. La siguiente: ¡Un momento!, un día
pasó algo…
Habíamos dado con el tono del texto, el de las ilustraciones ya se lo había
dado Manuel, y combinaban muy bien, y a partir de ahí intentamos ser fieles a
él.
Es difícil tratar temas tan manidos como el tiempo de forma
tan original como en vuestro caso, ¿dónde buscar la inspiración, la
originalidad, las ideas?
La inspiración la encontramos en los recuerdos, sobre
todo de la infancia. En los libros y las pelis que nos gustan. En
conversaciones tontas. En los detalles. Y también tiene un punto de suerte,
porque cuando llegó la inspiración nos pilló trabajando, como diría Picasso.
Y luego hay que trabajar la idea, buscar maneras
distintas de contarla, puntos de vista, tonos, fórmulas, estructuras,… Por lo
menos nosotros intentamos trabajar así. Unas veces sale bien, y otras… se
convierte en una aspiradora de tiempo y energía y acabas cogiéndole manía
porque no hay arregle el lío que habéis montado. En este caso lo que nosotros
hacemos es aparcar el proyecto una temporada, hasta que se te pasa la manía, y
el amor por el trabajo hecho (cosa importante, porque te ayuda a desechar cosas
que te costaron mucho trabajo en su día, y que no las hubieses tirado ni harto
de vino).
A menudo los lectores pueden preguntarse, cómo trabajan
juntos un escritor y un ilustrador, cada uno trabaja su campo o es un trabajo
en equipo, ¿cómo fue vuestro caso?
Lo desarrollamos todo juntos: el concepto, el texto, la
estructura del álbum, incluso cómo iban a ser algunos de los dibujos. Aunque
eso sí, a la hora de ilustrar dejaba a Manuel solito. Mientras él dibujaba yo
le daba vueltas al texto y luego lo compartía con él, qué opinaba sobre el
texto, aportaba frases,... El texto cambió mil veces, el orden de las
ilustraciones también, pero como todos los cambios los hacíamos de manera
instantánea, al trabajar en el mismo sitio, resultaba más fácil y directo
explicar por qué esto, por qué lo otro
sin que se perdieran ideas en el camino, ni tiempo escribiendo mails.
En este punto es importante tener cierta confianza con el
otro y saber encajar las críticas. Nosotros venimos de la publicidad y estamos
muy hechos a que te tiren ideas y a tener que cambiar imagen y texto mil veces.
Toleramos los cambios, siempre que haya una mínima justificación y de sentido
común, claro.
Es el primer álbum ilustrado que publica Carmen ¿qué puede
hacer un escritor o ilustrador que empieza para poder mostrar su trabajo?
En el caso de los ilustradores, ir a todas las ferias de
ilustración que puedan, como la Feria del Libro Infantil de Bolonia, habiendo
concertado citas anteriormente con editoriales para enseñarle su portfolio.
Otra idea es crear un proyecto y presentarlo a concursos. Y luego están las
redes sociales, conocemos a muchos ilustradores a los que les han salido curro
moviendo su trabajo por ahí.
En el caso de los escritores, copio y pego lo de los
concursos, y supongo que ir a presentaciones de libros, conocer a otros
escritores y a algún editor ayuda bastante. Pero si soy sincera no tengo mucha
experiencia. Cuando se hizo El tiempo del gigante Manuel ya tenía recorrido y para mí fue tan
sencillo como dejarlo en sus manos. Él tuvo una cita con Carla de Orfeu
Negro en Bolonia y a ella le
entusiasmó el proyecto. Más tarde dejamos un ejemplar de la edición portuguesa
en el
stand de Fulgencio Pimentel en el Festival Graf de Madrid y a los dos días
César nos escribió por Facebook diciendo que lo quería publicar. No nos lo
esperábamos. Fue una de las noticias más grandes que nos ha dado el gigante <3 .
Desde el punto de vista de los editores, qué creéis que
buscan, ¿qué valoran a la hora de publicar un álbum?
Las editoriales que nos gustan buscan emocionarse con el
libro. No emocionarse de llorar, que también, si no de querer poseer el libro. Necesitan que sea suyo porque se
identifican con él de alguna manera. Lo ven especial. Bueno. Las ventas también
cuentan para estas editoriales, claro, pero no se dejan guiar únicamente por el
dinero.
¿Por qué empezó Carmen a escribir y por qué empezó Manuel a
ilustrar?, ¿cómo empezó todo?
Carmen. Como ya he dicho antes, mi caso está muy
relacionado con Manuel Marsol. Antes de conocerle el único álbum ilustrado que
conocía era Donde viven los monstruos,
(ahora me regalan álbumes por mi cumple).
Empiezo donde nos quedamos antes, en el momento en el que
Manuel me enseñó la portada del
gigante con nuestro nombre. Eso hizo que al poco tiempo me apuntara al curso de
LIJ en la Escuela de Escritores de Madrid y fuera compaginándolo con la
agencia. Unos meses más tarde dejé la agencia (2015), aunque no la publi (sigo
trabajando como freelance),
para poder centrarme un poco más en el curso y en el proyecto que iba a hacer
con Manuel. Y ese es mi principio.
Manuel. Trabajaba
en publicidad, aunque siempre le había gustado mucho dibujar. Sus padres eran
profesores de Historia del Arte por lo que desde pequeño el arte ha estado muy
presente en su vida. Mientras trabajaba en
publicidad, fue compaginando el trabajo de creatividad con el de ilustración,
abrió un blog y poco a poco se fue dando cuenta de que quería dedicarse más
enserio a esto. Quería hacer algo más personal. Decidió abandonar la profesión
de publicidad y se inscribió a un máster en Barcelona, de ilustración infantil y
juvenil en la Escuela de Arte y Diseño EINA. Sucesivamente comenzó a
presentarse a concursos y realizó proyectos por su cuenta. Uno de esos
concursos le dio el III Premio Internacional de Álbum Ilustrado y publicó su
primer álbum, Ahab y la ballena blanca, con Edelvives (2014). Y ese es su principio.
Y ahora… ¿qué proyectos os esperan?
Estamos trabajando en un álbum juntos, y en algunos otros
por separado. Aún están en proceso, pero esperamos que no tarden mucho en coger
forma.
A corto plazo, en octubre (2016), Sexto Piso publica La
Venus de las pieles con
ilustraciones de Manuel.
¿Nos recomendáis un libro?
Un libro que nos gustó mucho y no habíamos leído aún fue Las Aventuras de Tom
Sawyer deMark Twain, (ilustrado por Pablo Auladell). No somos muy novedosos, pero es que
nos gustó mucho.
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