emociones y literatura infantil
pedagogía literaria
reflexiones LIJ
REFLEXIONES LIJ: EMOCIONES Y LITERATURA
Las emociones están implícitas en toda historia. Leer es muchas
veces empalizar con el personaje, su emoción pasa a ser nuestra, y así
experimentamos, tanto niños como mayores. Literatura y emociones son dos
palabras inseparables, ¿no creéis? El aprendizaje es un juego indirecto,
siempre se hace cuando menos lo impones, por lo tanto pretender aprender
emociones de manera forzada a través de la literatura infantil o de cualquier
otra manera es inútil.
El blog Donde viven los monstruos lanza una buena pregunta: ¿libros
de emociones o emociones en los libros? El debate comienza por una publicación
en facebook crítica con la relación valores, emociones y literatura para
niños/a. ¿Por qué pasa esto? Porque el mundo de la literatura infantil está
plagado de padres, madres, profesores, escritores… buscando libros para
solucionar los problemas de crianza (de esto habló aquí Ana Garralón), entonces
los expertos en LIJ salen a criticar esto, defendiendo a la literatura infantil
como algo mucho más que eso, por encima de eso.
Se ha insistido tanto en el aprendizaje de las emociones que
han aparecido libros como el “Monstruo de colores”, de él habla muy claro
Germán Machado en su blog, del que extraigo sus dos ideas principales que me
parecen muy acertadas, basadas en confusiones sobre libros y emociones: “pensar
que los niños y los adultos leen igual, y que encuentran en los libros los
mismos asuntos, los mismos contenidos, iguales continentes. Pensar que hay
libros que contienen emociones y otros que no las contienen”. ¿Realmente es
necesario un libro que trate de clasificar las emociones en base a colores y
separarlas en frascos?
Creo que aquí como en muchos otros temas relacionados con la
educación, se trata de respetar más al niño/a, de no imponer ideas de adultos,
de atender a sus necesidades y de la falta de diálogo entre adulto-niño. La
pedagogía es una cosa y la literatura es otra, si no sé lo que significa una
palabra la busco en el diccionario, si no sé lo que significa una emoción
igual. Leyendo se aprenden indirectamente muchas cosas, leyendo se divierte y
juega de manera directa y evidente. Las emociones no se enseñan, se sienten, lo
que sí que se puede es ayudar a convivir con ellas, pero para eso tenemos que
aprender a ponerles nombre, yo siento enfado, y sé que es enfado porque conozco
su significado, entonces medito y aprendo a canalizar, y convivir con la
emoción, cosa que necesitamos niños y adultos, porque así podríamos dialogar y
respetar mejor.
La literatura es arte, toda la literatura, con esta premisa
podemos ver un cuento con otros ojos, no solo como una distracción o un objeto,
hay grandes contadores emocionales en LIJ, algunos como Jimmy Liao o Shaun Tan
tienen libros valiosos, pequeñas obras de arte que traspasan el sentimentalismo
y apelan a la emoción. Libros con los que emocionarse y por tanto aprender. Sin
emoción no hay aprendizaje.
“El cuento en sí es una obra de arte. Y no lograría ese
impacto psicológico en el niño, si no fuera, ante todo, eso: una obra de arte”.
Bettelheim
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